Nuestros Antepasados. Italo Calvino.



Según el autor, escribió este libro como un divertimento, cosa que se nota ya que es francamente divertido, y aunque está catalogada por muchos como una lectura juvenil, bien porque las páginas están llenas de caballeros, princesas, misterios y tesoros o bien por la sencillez de su estructura trama - nudo - desenlace, incluso con finales felices. Pese a ello son evidentes los diferentes niveles de interpretación y una clara complejidad subyacente donde se adivina su cercanía al surrealismo así como la continua presencia de imagenes oníricas y metáforas existenciales. 

El libro agrupa tres relatos independientes:
 
El vizconde demediado:
En la guerra con los turcos un joven vizconde es partido en dos por una bala de cañón. Como resultado del cañonazo, el vizconde en dos personas: Gramo (el malo) y Buono (el bueno). Gramo disfruta causando daños y dolor, al contrario de Buono quien se dedica a hacer buenas obras. Con el paso del tiempo, los ciudadanos rechazan a ambos vizcondes: a Gramo por su maldad y a Buono, cuyo altruismo los inquieta. Mientras se enamoran de Pamela, una campesina, que habrá de decidir con quien de los dos se casa, y por lo que ambas partes del mismo vizconde se baten en duelo, sufriendo graves heridas que el doctor cura cosiendo de nuevo las mitades. El vizconde vuelve a estar completo y, junto a su esposa Pamela, vive feliz por el resto de su vida.
 
El barón rampante:
La historia está ambientada en una familia noble del siglo XVIII, y comienza cuando movido por un deseo de independencia y de rebeldía hacía las normas, Cosimo decide, con 12 años, subir a los árboles y promete nunca más volver a pisar el suelo, pues había tenido una discusión con su padre. Tras la renuncia a su cómoda vida Cosimo se convierte en autosuficiente y desde la utopía del reino de los árboles vive grandes aventuras, tratando con piratas, ladrones y el mismisimo Napoleon, y tambien allí termina sus días, ampliando su promesa aún más arriba de las copas de los árboles.
 El caballero inexistente:
 El nombre de un caballero que por sí solo da vida a una armadura, bajo la celada de su casco, no hay rostro alguno, ninguna mano empuña su espada, es tan solo una ferrea voluntad la que batalla contra los infieles, la que es capaz de enamorar doncellas, un ejemplo de orden, piedad y fe. Es el caballero ejemplar,  perfecto cumplidor de las normas de la caballeria, ergo sociales, pero completamente inconsciente de su ser, por lo que la historía acaba el día que se quita la armadura y, simplemente, desaparece.



  El propio autor dijo de ellos:
«Recojo en este volumen tres historias que escribí en la década de los cincuenta a los sesenta y que tienen en común el hecho de ser inverosímiles y de ocurrir en épocas remotas y en países imaginarios. Dadas estas características comunes, y a pesar de otras características no homogéneas, se piensa que constituyen lo que se suele llamar un “ciclo”, mejor dicho, un “ciclo cerrado” (es decir, acabado, en cuanto no tengo intención de escribir otras). Es una buena ocasión que se me presenta para volverlas a leer e intentar responder a preguntas que hasta ahora había eludido cada vez que me las había planteado: ¿por qué he escrito estas historias? ¿qué quería decir? ¿qué he dicho en realidad? ¿qué sentido tiene este tipo de narrativa en el marco de la literatura actual? [...] He querido hacer una trilogía de experiencias sobre cómo realizarse en cuanto seres humanos: en el caballero inexistente la conquista del ser, en el vizconde demediado la aspiración a sentirse completo por encima de las mutilaciones impuestas por la sociedad, en el barón rampante un camino hacia una plenitud no individualista alcanzable a través de la fidelidad a una autodeterminación individual: tres grados de acercamiento a la libertad. Y al mismo tiempo he querido que fueran tres historias “abiertas”, como suele decirse, que, sobre todo, se tengan de pie como historias, por la lógica del sucederse de sus imágenes, pero que comiencen su verdadera vida en el imprevisible juego de preguntas y respuestas suscitadas en el lector. Quisiera que pudieran ser vistas como un árbol genealógico de los antepasados del hombre contemporáneo, en el que cada rostro oculta algún rasgo de las personas que están a nuestro alrededor, de vosotros, de mí mismo.»

Es evidente que cuando escribió los relatos simplemente estaba en un momento de inspiración que cambió su carrera y cuando los leyó años después estaba en otro punto de su evolución como escritor, mucho mas reflexivo, y que le llevó de los cuentos y fábulas a novelas y finalmente al ensayo, aunque siempre orbitando alrededor de la identidad del hombre contemporaneo en el mundo actual, demasiado parecida a aquella armadura vacía la mayoria de los veces...

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