Biblioteca de Babel 1 - Jack London - Las muertes concéntricas



Este es el primer número de la mítica colección de literatura fantástica editada impecablemente en los 80s por Siruela, descatalogada e inalcanzable actualmente, y cuya selección de autores y textos fue realizada nada menos que por Jorge Luis Borges, el gran regenerador del relato fantástico, que escogió a sus autores favoritos, reconocibles y referenciados en muchos de sus libros, lo que hace de la colección una guía única de los referentes de Borges, autor también de los prólogos, que son a su vez pieza fundamental de la mítica de esta colección, recopilándose todos ellos en un libro propio.
El primer libro es el de Jack London, escritor vital, que tomó el pulso a su época de descubrimientos y aventuras, buscador de oro en Alaska, vagabundo, marino, cazador, estos son los primeros de los relatos escogidos por Borges, ambientados en la naturaleza salvaje, Alaska, Kamchatka, o los atolones de los mares del sur, un canto al hombre lejos de la protección de las ciudades, desplazado del centro de la creación, luchando por su vida, como un animal más, en la naturaleza, influencias de Whitman y sobre todo Kipling. Se echan en falta alguno de sus más célebres relatos como sin duda es "Encender una hoguera" de su época más reconocible, la que estuvo de buscador de oro en Alaska, época que en el libro está representada por "La ley de la vida", relato de la tradición de una tribu nómada de abandonar a los ancianos que no pueden seguir al grupo:
"¿Que era eso? Oh, los hombres atando los trineos y poniendo tensas las correas. Él, que ya no oiría más, escuchó...Trineo tras trineo, agitaban la nieve y se alejaban lentamente, hacia el silencio. No estaban más. Se habían ido de su vida y el enfrentaba solo su última hora amarga. No; una mano se posó von suavidad en su cabeza. Su hijo era bueno al hacer esto.
...
Inclinó la cabeza en señal de satisfacción hasta que el último sonido de la nieve quejumbrosa se hubo apagado, y supo que ya no podía llamar a su hijo. Luego su mano se arrastró, presurosa, hacia la leña: era lo único que se interponía entre él y la eternidad que se abría ante él. Finalmente, la medida de su vida era un manojo de leños."
El cuarto relato del libro refleja uno de las signos inconfundibles de la época, la lucha de clases, en la que el escritor participó activamente, e imagino en sus relatos sociedades secretas, y utopías anarco - socialistas, y aunque resulten de una sorprendente actualidad, en mi opinión están muy por debajo de los anteriores, pero eran claramente muy del gusto de Borges al igual que aquellos otros de Chesterton de similar temática.
El último relato La sombra y el destello, es el único de ciencia-ficción, aborda uno de sus temas clásicos, la invisibilidad, desde el enfrentamiento entre dos rivales, que compiten desesperadamente y encuentran dos soluciones opuestas al problema, la perfecta opacidad y la transparencia mas pura, sombra y luz creadas por el intelecto y destruidas por la condición humana, aquella que tan bien conoció y a la que tan bien canta Jack London en sus mejores relatos.

La oveja negra - Monterroso

 
 
 
 
En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra. Fue fusilada. Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque. Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.

 
 Augusto Monterroso

Relatos de lo inesperado - Roald Dahl



Relatos cortos que resultarán muy familiares, gracias a la serie que echaban por la tele allá por los ochenta y que tanto nos perturbaba a los niños de la época. En ellos se plantean al estilo clásico una situación, un desarrollo y un desenlace de una limpieza narrativa ejemplar, con un gran ingenio y un muy negro sentido del humor. La clave está en la mayoría de ellos en el desenlace, normalmente un giro sorprendente que acaba destrozando algún plan no tan infalible. Algunos de ellos son muy reconocibles y famosos:

- Gastrónomos: Durante una cena anual la procedencia de un vino da lugar a una singular apuesta, en la que no hay ganador posible.
- Cordero Asado: Una esposa embarazada prepara la cena para su marido, que acaba de decirle que la abandona.
- Hombre del Sur: Podría usted encender con éxito diez veces consecutivas su infalible mechero, ¿ah si?, ¿apostamos algo?
- Mi querida Esposa: Una familia de la nobleza y sus métodos para salir de su increíblemente aburrida vida.
- Apuestas: Un barco viaja hacia América entre un fuerte oleaje, aunque para alguno de sus pasajeros este es un buen tiempo.
- Galloping Foxley: Antiguos compañeros de clase coinciden en un tren.
- Tatuaje: Una obra de arte de un pintor muy reconocido siempre debe estar en las mejores galerías.
- Lady Turton: En una mansión de campo, entre los estéticos jardines, un incidente casual es aprovechado para dejar las cosas en su sitio.
- Nunc Dimittis: Un lord es engañado y planea una venganza bastante artística.
- La patrona: Un alojamiento con desayuno bastante económico, aunque el té tiene una sabor algo amargo.
- William y Mary: Un matrimonio de toda la vida donde la muerte de él hace cambiar ligeramente la relación entre ambos.
- La subida al cielo: ¡Cariño, no te espero que tengo prisa!
- Placer de clérigo: Un anticuario encuentra la pieza de su vida, el único problema va a ser el transporte.
- La señora Bixby y el abrigo del coronel: Un buen abrigo de piel es sin duda un regalo perfecto para la mujer que un hombre ama.
- Jalea Real: ¿Acaso no conoce usted aún las increíbles propiedades de la Jalea Real?
- Edward el conquistador: La sensibilidad de los animales por la música es de todos conocida, la poca sensibilidad de muchas personas por los animales también lo es.



El final de muchos de ellos no es explícito, si no que lo deja a medias y deja al lector imaginar el trágico o triste final que va a continuación del punto y final del relato, como en el relato Nunc Dimittis, donde el protagonista después de humillar públicamente de una forma horrible a su novia, recibe una carta de ésta perdonándole por su ofensa:
"Me perdonaba por completo, escribía, por todo lo que le había hecho. Me amaba igual que antes y siempre me amaría hasta la muerte.
¡Que estúpido me he sentido al leer esto! Se ha acrecentado mi vergüenza y todavía más al comprobar que junto a la carta me había mandado un pequeño regalo en prueba de su afecto, una lata de mi bocado favorito: caviar fresco.
Así, aunque no tenía ningún apetito esta noche, debo confesar que a la hora de cenar he tomado varias cucharadas de esta pasta, en un esfuerzo por consolarme a mi mismo en mi desgracia. Es muy posible que haya comido demasiado porque no me he sentido muy bien en las últimas horas. Quizá debería tomar algo de bicarbonato y soda. Luego, cuando me encuentre mejor terminaré de escribir.."

En la mayoría de los relatos las peores virtudes, las que acaban desencadenando la desgracia, van asociadas a una mujer, la poseedora de la avaricia, perversidad, manipulación, venganza, o simple estupidez que hace de hilo conductor de cada uno de los relatos, una misoginia tan divertida y evidente que me hace dudar de que Roal Dahl no sea el autor de la historia de Adán y Eva. Del relato La señora Bixby y el abrigo del coronel:
"América es la tierra de la oportunidad para las mujeres, quienes, poseedoras ya del ochenta y cinco por ciento de la riqueza del país, en breve se habrán hecho con su totalidad. El divorcio se ha convertido en una operación lucrativa, de sencillo arreglo y fácil olvido, que las hembras ambiciosas pueden repetir cuantas veces gusten negociando beneficios que alcanzan cifras astronómicas." Ahí queda eso..

Personalmente me resulta muy curioso que un escritor maestro en este género del relato corto, y con una mente con cierta tendencia a lo perverso y macabro sea principalmente conocido por sus libros infantiles, como James y el Melocotón gigante, Matilda, o Charlie y la fábrica de chocolate, que leeré a mis hijos, no sin ciertas sospechas y con las debidas precauciones..

Baila, baila, baila - Haruki Murakami



 
Otra historia de mí japonés favorito, con su protagonista habitual, hombre que vive solo, amante de la música, el whisky, la comida y los gatos, elementos comunes en todas sus novelas, casi un alter ego del autor. Tras un muy buen inició donde la muerte de un ser muy querido (su gato Sardina) hace de catalizador para el inicio de la historia, pasa a apuntar directamente a otro de los protagonistas, un lugar mágico, un hotel,  con personalidad propia, una mezcla entre el Edificio Dakota y el hotel del Resplandor, y al igual que éstos, con sus propios fantasmas:
"Las puertas de abrieron silenciosamente, como siempre. Absorto en mis pensamientos, salí del ascensor. Con las manos metidas en los bolsillos, que quedé pensando en medio de la oscuridad.
¿Oscuridad?
Entonces caí en la cuenta de que todo estaba a oscuras. No se veía el menor atisbo de luz. Al cerrarse las puertas del ascensor a mi espalda, una oscuridad negra como el carbón descendió sobre todo. Ni siquiera me veía las manos. El hilo musical había dejado de sonar. El aire era gélido y apestaba a moho.
Me quedé petrificado en medio de las tinieblas."

Y eso que la pinta es de hotel de tercera sin nada destacable, pero como ya he dicho se trata de algo más que una construcción, un espacio común en la mente de los personajes principales de la novela,  al que se ven atraídos de una forma irracional:
"-Es cierto, al final he vuelto. No fui capaz de olvidar este sitio. Cada vez que empezaba a olvidar, algo me lo recordaba. Tal vez éste sea un lugar especial para mí. Me guste o no, siento que formo parte de él. Ignoro que puede significar eso, pero lo percibo con toda claridad. Sobre todo cuando soñaba. Aquí alguien lloraba por mí y me buscaba. Por eso decidí acudir. Dime, ¿Dónde diablos estamos?"

La soledad innata del protagonista y su cariño hacia los más diversos objetos inanimados no es más que una clara manifestación antisocial, y también una excusa perfecta para que Murakami despliegue su sentido del humor:
"- Parece un buen coche, ¿no? - me preguntó-. ¿De qué marca es?
- Subaru -le contesté-. Un viejo modelo de segunda mano.
- Pues no sé, pero hace que una se sienta a gusto en él.
- Creo que es porque yo le tengo mucho aprecio a este coche.
- No te entiendo - dijo ella.
- El coche y yo nos compenetramos. Es decir, yo entro en el coche y, como lo aprecio, le transmito buenas vibraciones. De ahí nace esta atmosfera. Yo me siento bien, y también el coche se siente a gusto.
- ¿Es lo mismo que cuando dos personas se quieren?
- No, es diferente. Los sentimientos entre las personas son distintos. Cambian continuamente. Si amas a alguien, el amor va cambiando. Se cuestiona, se agita, se desorienta, se hincha, desaparece, se niega, hiere. En muchos casos uno no puede dominarlos. El sentimiento hacia el Subaru es diferente.
- ¿No te entendías bien con tu mujer? -preguntó.
- Eso es, me parece que no nos entendíamos bien.
- No salió tan bien como con el Subaru, ¿no?"

Pues si, el inanimado pero amado Subaru puede considerarse un protagonista más de la historia,  como también lo es otro de los imprescindibles para el autor:
"Me metí en la cama y, como no conseguía conciliar el sueño, me pasé casi un cuarto de hora observando el teléfono de la mesilla de noche. A lo mejor volvía a llamar Yuki. O, si no, otra persona. En situaciones como ésa, el teléfono me parece una bomba de relojería abandonada. No sé en qué momento va a empezar a sonar. Pero eso ya era cuestión de probabilidades. El caso es que, cuanto más miraba al teléfono, más pensaba que tenía una forma muy peculiar. Normalmente uno no se fija en el teléfono, pero si lo hace, percibe en su geometría un extraño apremio. Da la sensación de que el teléfono se muere de ganas de contarte algo y de que, al mismo tiempo, aborrece estar sujeto a esa forma de teléfono. Parece un concepto puro al que le ha sido otorgado un cuerpo torpe. Así es el teléfono." Toda una declaración de amor..

Después de las presentaciones de edificios, coches, teléfonos y algún figurante más, la floja historia va dando bandazos como el protagonista de aquí para allá sin mucho sentido, pasando de un escenario a otro a medida que se van agotando las situaciones, fallando al intentar establecer el hilo conductor entre todas, y finalmente al resolver la trama.

En fin, un libro para mí prescindible, aunque están presentes muchos de los elementos que depurados aparecen en su siguiente novela, la "Crónica del Pájaro que da cuerda al mundo" en mí opinión la mejor con diferencia del autor.

 

De qué hablamos cuando hablamos de amor - Raymond Carver




Varios amigos, que han dejado de serlo desde entonces, me han comentado su indiferencia hacia Carver, y es cierto que hay que cogerle como se suele decir 'el tranquillo', dado que no hace concesiones, y se trata de una forma de escribir totalmente desprovista de artificios. Es tanto así que en ocasiones da la sensación de que no está contando nada y puede causar cierta indignación al lector el llegar a la última línea y preguntarse qué es lo que ha pasado.

Todos los relatos giran alrededor de relaciones entre seres que transitan sin destino por una sociedad y una vida para ellos extraña y en continua descomposición, y es allí donde Carver encuentra sus mejores líneas:

"El barbero hizo girar la silla para que me mirase al espejo. Me puso las manos a ambos lados de la cabeza. Miramos juntos el espejo. Me seguía sujetando la cabeza. Me pasó los dedos por el pelo. Y lo hizo despacio, como si pensara en otra cosa. Me pasó los dedos por el pelo. Y lo hizo con ternura, como lo haría un amante. Dejé la ciudad poco después. Pero hoy he estado pensando en aquel lugar, en Crescent City; en cómo estaba tratando de rehacer allí mi vida con mi mujer; en cómo - en el asiento de aquella barbería, aquella mañana - decidí dejar la ciudad. Hoy he estado pensando en la calma que sentí cuando cerré los ojos y dejé que los dedos del barbero se deslizaran por mi pelo, en la dulzura de aquellos dedos en mi pelo, que empezaba ya a crecer de nuevo"


Abusando del punto de una forma intencionada, casi estilo periodístico,  una sucesión de frases cortas ininterrumpidas, que hace aún más corta la lectura de estos relatos cortos, entre los que destacan "El Baño", que en su posterior libro Catedral aparece con el título "Parece una tontería" y que mereció uno de los premios literarios más importantes de Estado Unidos, el O.Henry. El relato cuenta la historia de un niño que el día de su cumpleaños sufre un accidente y queda en coma, y del pastelero que desconoce el accidente y se queda esperando a que la tarta de cumpleaños sea recogida, este argumento parece bastante simple, al igual que el del fotógrafo que va por las casas ofreciendo sus servicios o el de una pareja cenando, no parecen demasiado interesantes, pero esto también es intencionado y marca de la casa del autor, que también tiene su particular sentido del humor:

"Escuchad - propuso Mel -.Acabemos esta puta ginebra. Todavía queda una ronda más. Luego nos iremos a cenar. A ese sitio nuevo.
- Está deprimido - observó Terri-. Mel ¿porqué no te tomas una pastilla? 
Mel sacudió la cabeza - He tomado todo lo que hay-
- A todos nos hace falta una pastilla de vez en cuando- dije.
-Hay gente que las necesita desde que nace- comentó Terri
- Creo que me apetece llamar a mis hijos - dijo Mel
Terri le avisó: - ¿Y si Marjorie contesta al teléfono? Te hará sentir peor
-No quiero hablar con Marjorie, - reconoció Mel - pero quiero hablar con mis hijos .
- No pasa un día sin que Mel diga que tiene ganas de que su ex mujer vuelva a casarse. O de que se muera - explicó Terri- Nos está arruinando. Tiene un novio que vive con ella y con los niños. Así que Mel mantiene también al novio.
Marjorie es alérgica a las abejas -contó Mel. Cuando no rezo para que vuelva a casarse, rezo para que se le eche encima un maldito enjambre de abejas y la mate a aguijonazos.
Qué vergüenza- dijo Laura
-Bzzzz -susurró Mel, convirtiendo sus dedos en abejas y haciéndolas zumbar en dirección a la garganta de Terri.
Es perversa - dijo Mel-. A veces se me ocurre ir a su casa vestido de apicultor. Llamo a la puerta y cuando abra suelto el enjambre dentro de la casa. Pero antes tendría que asegurarme de que no estuvieran los chicos, por supuesto."


De que habla Carver cuando habla de amor:

"- Cariño - le propuse a Myrna la noche en que volvió al hogar -. ¿Qué tal si nos magreamos un rato y luego preparas una cena apetitosa de verdad?

Y Myrna dijo:

- Lávate las manos."