El Mundo según Garp - John Irving


Como he comentado en alguna ocasion comentar un gran libro es condenarse a hacerlo pequeño, y este es verdaderamente grande, en él Irving ha hecho suficiente espacio para toda clase de vivencias, pero sobre todo para el humor, el sexo, y la muerte. Y es así precisamente como comienza la historia de nuestro protagonista, siendo engendrado durante la segunda guerra mundial en la cama de un hospital por una enfermera a horcajadas sobre un piloto moribundo que en su último y placentero suspiro, pronuncia el nombre del protagonista de la novela 'Gaaaaarp'. La enfermera es Helen Fields, una mujer cuyo destino ya tenia decidido su acomodada familia, pero ella se rebela contra las trabas morales de la época y decide ser independiente, iniciando sin proponerselo el movimiento feminista. El hecho de trabajar y criar un hijo soltera (estamos hablando de los años 50 en EEUU) no es suficiente para ella y escribe un libro autobiográfico "Sexualmente Sospechosa" que la hace convertirse en el modelo de una legion de mujeres. Todo lo que hace Helen es impregnado de su carisma y condenado inmediatamente al éxito, totalmente al contrario que su hijo Garp, el cual sufre toda clase de desgracias, y cuyos deseos alcanzar un reconocimiento publico se ven continuamente eclipsado por la alargada sombra de su madre.



Uno de los personajes mas  originales de la novela (de hecho es la portada de varias ediciones) es el Sapo Sumergido, juego de palabras en ingles, donde son homofonas su original Under Toad y Undertow, corriente submarina. El sapo sumergido es precisamente algo que está muy dentro de nosotros, ese miedo a todo aquello que nos acecha, a eso que notamos cuando sentimos que algo en cualquier momento puede ir mal, muy mal.
"Cuando Walt tuvo edad suficiente para aventurarse cerca del agua, Duncan le dijo -como Helen y Garp le habían dicho a él durante años-: Cuidado con el sapo sumergido. Walt retrocedió, respetuoso. Durante tres veranos, Walt fue puesto en guardia respecto al sapo.Durante años, Walt se cuidó de el. Desde la primera vez, en que había preguntado qué podía hacerle, sólo le habían dicho que podía tragarle. “Podía absorberte, tragarte y arrastrarte mar adentro.”
Era el cuarto verano de Walt en Dog’s Head Harbor, recordó Duncan, cuando Garp, Helen y él vieron a Walt que observaba el mar. La espuma de la rompiente le llegaba a los tobillos y contempló las olas sin dar un solo paso durante largo tiempo. La familia se acercó a la orilla para conversar con él.
-¿Qué estás haciendo, Walt? -preguntó Helen.
-Estoy tratando de ver el Sapo Sumergido -respondió Walt.
-¿El qué? -inquirió Garp.
-El Sapo Sumergido -replicó el niño-. Estoy tratando de verlo. ¿Cómo es de grande?
Garp, Helen y Duncan contuvieron la respiración; comprendieron que durante todos esos años, Walt había temido a un gigantesco sapo, que acechaba mar adentro para absorberle, tragarle y arrastrarle. El terrible Sapo Sumergido.
Garp trató de imaginarlo con su hijo. ¿Saldría alguna vez a la superficie? ¿Flotaría? ¿O permanecería sumergido, viscoso y abotargado, y siempre a la espera de los tobillos que su pegajosa lengua pudiera enlazar? El vil Sapo Sumergido.
Entre Helen y Garp, Sapo Sumergido se convirtió en una expresión que designaba la ansiedad. Mucho después de que Walt hubiese comprendido de qué clase de monstruo se trataba (“Corriente submarina, papanatas, no Sapo Sumergido”, se había burlado Duncan), Garp y Helen evocaban a la bestia como una forma de referirse a su propia sensación de peligro. Cuando el tráfico era pesado, cuando el camino estaba cubierto de hielo -cuando la depresión apareció, de la noche a la mañana-, se decían: “Hoy el Sapo Sumergido está fuerte”.
-¿Recuerdas que Walt preguntó si era verde o marrón? -dijo Duncan en el avión.
Garp y Duncan rieron. Pero no era verde ni marrón, pensó Garp. Era yo. Era Helen. Era del color del mal tiempo. Era del tamaño de un automóvil.”

Y de hecho hay muchas cosas que le van mal a Garp en su historia, bueno en su historia y en la de toda la gente que se acerca a este escritor casi continuamente frustrado. Y es que Irving se mete en un jardín complicado al hacer que su protagonista sea escritor, que dicen que una de las cosas que nunca se debe hacer en una novela, ya que el autor tiende a identificar en el sus propias experiencias, como el miedo al no reconocimiento, y a abundar demasiado en el oficio de escribir, que hace que el comienzo de la novela sea algo, digamos, pastoso. Pero en la espesura del libro se va construyendo ladrillo a ladrillo una historia muy solida y divertida que no es otra que la vida de una persona 'normal' desde que nace hasta el final de sus días, y en ese trayecto como en el de todos nos damos cuenta de que lo que importa son los pequeños detalles, que son los que hacen grande esta y todas las historias.








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