Philip Roth es uno de los grandes escritores americanos, posiblemente el mas destacado del último cuarto de siglo y sin duda el que mayor reconocimiento ha alcanzado en vida, en forma de varias medallas del congreso de su pais, premios como el pulitzer, y ser el primero en ver recopilada su obra por la biblioteca estatal no a título póstumo, sin duda por libros como Pastoral Americana, La Mancha Humana o La Conjura contra América. Estos reconocimientos, con los que sin duda está relacionado su talento, para mi sobre todo corresponden a su enorme oficio, del tipo de García-Marquez o Cela, autores que uno se imagina constantemente trabajando, y en los que es dificil separar su vida de su obra, para ellos cobran mucho sentido las palabras de Milan Kundera: "El novelista destruye la casa de su vida y usa sus piedras para construir la casa de sus novelas", estamos hablando de un trabajo del que es dificil desconectar.
Esta historia Semi-autobiográfica, del que el autor ha dicho que sería su último libro, relata la epidemia de polio que asoló en 1941 EEUU, centrada en su ciudad natal Newark. En plena segunda guerra mundial Roth nos cuenta una guerra menos conocida que la de aquella playa de Normadía, sin mapas ni estrategia, y contra un enemigo casi invisible pero igualmente despiadado:
"El impacto de las cifras era, naturalmente, descorazonador, aterrador y fatigoso, pues no se trataba de los números impersonales que uno estaba acostumbrado a oir por la radio o leer en un periódico. Aquéllos eran los números aterradores que reflejaban el progreso de la horrible enfermedad y que, en los dieciseis barrios de Newark, se correspondían, en impacto, con las cifras de los muertos, heridos y desaparecidos en la guerra de verdad. Porque aquella era tambien una guerra de verdad, una guerra de matanza, ruina, desolación y perdición, una guerra contra los niños de Newark"
En este escenario el protagonista Bucky Cantor, un chaval modélico, se ve envuelto como en una clásica obra griega por la inevitable fatalidad del destino,y pese a los altos ideales en los que se educó y para los que estaba destinado, se ve progresivamente abocado por las circunstancias a ir renunciando a cada uno de ellos, responsabilidad, nobleza, heroismo y finalmente amor, para convertirse en justamente lo opuesto, en su propia némesis.
"Unas veces tienes suerte y otras no. Toda biografía está sujeta al azar y, empezando por la misma idea, el azar - la tiranía de la contingencia - lo es todo."
Y el virus, del que muy poco se sabe, elige a sus
victimas de la misma manera que lo haría un dios terrible, y es por eso
que Bucky se cuestiona a ese gran criminal que le privó de su madre al darle a luz,
o que inventó la segunda guerra mundial, o creó el virus:
"¿Por qué no atendió Dios las plegarias de los padres de Alan Michaels? Deben haber rezado, lo mismo que los padres de Herbie Steinmark. Son buena gente, son buenos judíos. ¿Por qué Dios no hizo nada por ellos? ¿Por qué no salvó Él a sus hijos?
- Sinceramente, no lo sé - se limitó a responder Marcia
- Yo tampoco. En primer lugar no se por qué Dios creo la polio. ¿Que trataba de demostrar?¿Que en este mundo necesitamos inválidos?"
De esas primeras el personaje es conducido de la misma manera que Sófocles llevó a Edipo, al encuentro con su desgracia, allí donde encontrará a su buscado dios:
"Su
concepto de Dios era el de un ser omnipotente no constituido por la
unión de tres personas en una divinidad, como en el cristianismo, sino
de dos: un jodido enfermo y un genio maligno"
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